SOBRE CREAR LUGARES DE PAZ EN TIEMPOS DE GUERRA

En los últimos años pareciera que el interés creciente por lo que se refiere a la salud fuera un indicador de que las personas estamos cada vez más interesadas por el autocuidado y el bienestar. Es posible que haya algo de esto y a la vez, en mi experiencia, más que el contenido de nuestras áreas de interés, en este caso la salud, lo importante es desde donde nos relacionamos con el tema. ¿Cuidamos de la salud desde miedos inconscientes que piden ser escuchados y trascendidos? ¿Atendemos la salud desde el amor y la consciencia de cuidar de nuestro vehículo para experimentar una vida gozosa aquí en la Tierra? ¿Desde una mezcla de ambos?

 

 Sin consciencia del para qué hacemos lo que hacemos y desde donde nos relacionamos con la salud o lo que sea, el resultado lejos de ser más salud ,puede ser justo lo contrario.

 

Desde el punto de vista psicológico y biológico hay unos principios básicos a tener en cuenta para comprender nuestro funcionamiento automático, conocerlos nos será de gran ayuda, pues implica incluir en la ecuación las motivaciones internas que están detrás de nuestros comportamientos. 

 

  • Evitar el sufrimiento.
  • Conseguir gozo.
  • Ahorrar energía.

 

Las grandes corporaciones y los gobiernos  usan el conocimiento de nuestras motivaciones internas para generar consensos sociales de lo que está bien y mal que muchas veces no van a favor del bien común sino de los intereses del mercado y los estados. Por esto no puedo dejar de ver en esta nueva moda de lo healthy un camino que lejos de llevar a la salud nos despista del origen real de lo que nos lleva a perderla. Observar a los animales y a los niños e inspirarnos en su estilo de vida nos dará buena parte de las claves.  

 

Como adultos es momento de asumir la responsabilidad de generar entornos saludables en los que poder confiar, entornos limpios de pensamientos dañinos sobre nosotros mismos y los otros, libres de tóxicos ambientales, con comida real cultivada en tierras fértiles y limpias, con agua saneada de calidad, con amor y respeto en las relaciones, donde las emociones sean acompañadas y se de tiempo a que la energía psíquica que mueven  disminuya, sin ser juzgadas y bloqueadas. 

 

No debemos esperar a que lo hagan “los que mandan” sino que es momento de recuperar nuestro poder individual (individuo viene de indiviso, que no está fragmentado, que es completo) para recuperar la comunidad( que se construye sobre lo que es común a las personas que la constituyen), habitar con responsabilidad nuestra edad adulta y hacernos cargo de que eso es realmente cuidar la salud. 

 

Si no modificamos el entorno hasta convertirlo en un lugar vivible, nos obligaremos a estar constantemente usando el control como recurso para acertar con la decisión adecuada sobre qué comer, qué ejercicio es mejor o más completo o cual de las múltiples terapias será la adecuada para nuestro caso. Nada de esto era necesario para nuestros abuelos porque su entorno era natural. 

 

Podremos tener lo mejor de ambos mundos, del pasado y del futuro para habitar nuestro presente. Trascender un modelo basado en la supervivencia para crear uno nuevo basado en el gozo de vivir.

 

Estos días, donde el corazón se nos encoge por el duelo ante las noticias de las atrocidades de la guerra, necesitaba poner el foco en la posibilidad de ser inspiración para la creación de un nuevo mundo en paz con el que sueño y que sé que está en marcha en la mente y en el corazón de muchas personas aunque aún no podamos verlo. Como decía el Principito porque lo esencial es invisible a los ojos.

 


 

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